Sāo Paulo a la vista
El mirador del SESC_Paulista
¿Por qué son importantes los miradores?
Los miradores nos recuerdan las torres de vigilancia de las ciudades de la edad media, desde donde se controlaba lo que sucedía hacia dentro y especialmente desde donde se podía prever lo que ocurriera de fuera. Asociamos estos lugares a puntos de seguridad, de control, pero también de visión, de libertad.
El diccionario define el mirador como ese lugar abierto, especialmente bien situado, como en una loma, desde donde se observa y escudriña el paisaje.
Los miradores son elementos estructurantes del paisaje. Son puntos de referencia, desde esos puntos se puede tener una visión más amplia de la realidad cotidiana, de la escala humana. Desde esos puntos lejanos y altos, se puede entender la escala sistémica de la naturaleza, sea esta natural (valga la redundancia) o artificial. Y si, ahí entendemos lo que se dice del “paisaje urbano”, esa vista horizontal, que nos da perspectiva.
El mirador es el punto de lectura del mapa a escala real. ¿Cuántas veces podemos ver la ciudad desde “arriba” y entonces reconocer los trazos que aparecen en los mapas? Desde el mirador podemos ver lo que está allá, cuan cerca quedó aquello que jurábamos tan pero tan lejos, o cuán diferente se ve ese edificio de lo que pensábamos desde la calle.
Desde un mirador se gana perspectiva. Tal vez desde ahí podemos pensar qué somos, qué queremos, qué ciudad queremos. Los miradores son testigos de las transformaciones …
Los miradores también son espacios románticos. Lugares desde donde uno se pierde, y puede disfrutar el momento. Ese momento en pareja, ese momento solitario. Por que logran distanciarse del “ruido” y generar intimidad en la distancia del movimiento de la vida diaria, porque logran construir un lugar protegido pero al mismo tiempo excitante. ¿No parece siempre que el estar en un mirador es una travesura?
A su vez, los miradores se convierten, como elementos, en puntos icónicos de la ciudad. Referencias, como los monumentos, como las torres de vigilancia.
Que exista un mirador abierto al público, sobre la avenida Paulista, no es poca cosa. Este mirador, último nivel del edificio del SESC, equipamiento cultural del Servicio Social de Comercio, que recién reabrió sus puertas, pone a Sāo Paulo en perspectiva de todos.
Y aún más relevante, estando este mirador en la calle principal de esta megalópolis, dominada por instituciones bancarias, por centros comerciales, por importantes desarrollos inmobiliarios, donde alguna vez se instalaron las grandes familias adineradas, fruto de la industria del café. Ícono del desarrollismo y del capital brasileño.
El edificio, con todos los programas que ofrece y en especial con su mirador, cumple con el compromiso de esta institución de promover la educación no formal que cultiven la autonomía personal y el sentimiento de colectividad, desde diferentes maneras de pensar, actuar, sentir, experimentar, y ver, definitivamente.
Experimentar la ciudad desde las alturas, si no es un acto celestial es al menos un lujo siendo que hoy las torres de más de 15 niveles, son de acceso privilegiado.
Un espacio que ofrece vistas y que se abre al paisaje de la ciudad es un gesto de querer hacer la ciudad más accesible y que la imaginación de un futuro urbano, posible o imposible, sea para tod@s.
Fan del SESC