Entrevista Espacio Público – CACR Costa Rica
Entrevista extraída de la Revista Habitar 97
1. ¿Cuáles fueron sus principales motivaciones para enfocar su trabajo en
temas de desarrollo Urbano?
Vivir en Latinoamérica nos obliga a que desde donde estemos pensemos cómo
hacer de estos espacios, lugares más justos y sociedades menos desiguales.
Yo creo de las ciudades, en este mundo cada vez más urbano, son tanto el
escenario principal de los problemas más importantes que estamos viendo como
sociedad, pero al mismo tiempo creo que las ciudades, como construcción social,
deben de generar las capacidades de ser parte de la solución.
Aldo Rossi decía que la ciudad es el “hecho urbano” de la arquitectura; un gesto
social, ciudadano, colectivo del pensar los espacios para las personas.
Y si, la arquitectura, en cualquiera de sus escalas, tiene la capacidad de incidir en
la calidad de vida urbana. Me interesa pensar en aquella arquitectura que está
entre los edificios, en esos espacios que están inscritos en los barrios. Porque
siempre pienso en el potencial que tienen las calles, los muros colindantes, los
parques, las glorietas de transformase en lugares de encuentro. Me interesa el
paisaje, amplio, natural, artificial, el escenario de nuestro cotidiano, como vacío,
como naturaleza y cómo lugar de equilibrio.
Entonces, me emociona hacer de la arquitectura un ejercicio espacial que se
piensa responsable con Latinoamérica, y que no niega los conflictos, que son
mucho más tangibles en el espacio público.
¿Que es el espacio público?
Yo entiendo el espacio público como el conjunto de lugares, de ambientes donde
se define la vida pública de la ciudad. Son los parques, son las plazas, son los
callejones, son las banquetas, son los mercados públicos, son los entornos de las
escuelas, también es el atrio de la iglesia, inclusive el cementerio.
Entonces el espacio público es un sistema que idealmente debe de funcionar en
conjunto, articulando y tejiendo la ciudad. Conectando vivencia, personas,
paisajes. El espacio público es un reflejo del contexto natural, de los deseos y
entonces las creaciones artificiales, en un espejo de la sociedad. Podríamos decir
que es un fluido de lugares, de ambientes y condiciones que constituyen el
dominio público colectivo de la ciudad.
¿Por qué pensar en el espacio público?
Muchas razones. Creo que por un lado del espacio público debe pensarse
primero como parte de una identidad urbana y parte del ambiente colectivo.
Siendo que el espacio público, como lugares libres, abiertos, naturales, accesibles,
son parte del paisaje. Y las ciudades han crecicdo exponencialmente. México tiene
más del 70% de la población viviendo en ciudades, la Zona Metropolitana del Valle
de México, ha crecido cuatro veces más en superficie que en población en los
últimos 15 años. Es decir, estamos construyendo y expandiendo nuestra superficie
urbana sin reconocer lo que existe: la naturaleza. Y el planeta nos lo está
cobrando, y nosotros los estamos sufriendo. Necesitamos conectar y reconectar
en con el medio ambiente natural, especialmente a la escala más local. El paisaje
es el insumo principal para diseñar y pensar el espacio público.
Por otro lado, el espacio público ha recobrado importancia en los últimos años
siendo que se ha demostrado la capacidad que tienen buenas políticas de incidir
en temas de prevención del delito. Medellín es un ejemplo con su urbanismo
pedagógico y las plazas y bibliotecas en barrios vulnerables, así como el
Programa Comunitario de Mejoramiento Barrial en la Ciudad de México. Una
ciudad que tiene niños, mujeres, personas de toda la diversidad sexual, ideológica
conviviendo en la calle, enfrente de la tiendita, es una ciudad segura. Y esto
requiere de diseño, de programación, de participación ciudadana.
Cuando se hace política pública de espacio público, éste es el medio de
transformación social, es el pretexto para pensar en su contexto urbano, pero
también es el fin para la construcción física y concreta de parques, jardines,
banquetas; para su disfrute.
¿Qué proyectos has dirigido en estos temas?
Desde 2006 empecé a trabajar con el espacio público. Primero dirigiendo un
programa de recuperación de espacios públicos, PREP, un programa federal que
aportaba un porcentaje de recursos a los municipios para la implementación de
proyectos de mejora física y desarrollo social en barrios con índices delictivos
altos. Esa experiencia me transformó y desde entonces, ha sido una agenda
transversal en mi trabajo.
En 2010, ayudé, junto con otros colegas amigos de la Maestría, a diseñar el Atlas
de Espacio Público. Posteriormente, como asesora en la Secretaría de Desarrollo
Urbano y Vivienda de la Ciudad de México, trabajé coordinando diferentes
proyectos de planeación y de participación como el mismo Programa General de
Desarrollo Urbano, donde el espacio público, como tema y como espacio, era el
principal componente de articulación, estudio y planeación. Un cambio radical en
la manera de pensar el uso de suelo.
E 2015, fui directora del bosque de Chapultepec, el mayor parque urbano en
México, y casi de del continente; un trabajo amplísimo, lindísimo. Gestionar una
ciudad verde con museos, obra pública, mantenimiento, comercio, eventos
culturales. Y hoy, desde São Paulo, hago parte de un grupo de ciudadanos que
colaboramos con la gestión del Parque Ibirapuera, que es el Chapultepec de São
Paulo.
¿Quiénes participan en el diseño del espacio público? ¿Por qué la
participación debe existir cuando pensamos en la ciudad?
Jane Jacobs decía que una ciudad exitosa, existe solo cuando es pensada con y
para su gente.
La planeación y el diseño han cambiado. Hoy hablamos de un ejercicio que se
asume mucho más rico y complejo, donde el principal componente es la
participación ciudadana. Eso indiscutiblemente hace que no sea más rápido ni
más simple. Pero hace que sea más interesante, más real, y que el resultado sea
más responsable, sistémico y que garantice una mejor apropiación ciudadana.
A final el espacio público es de todos, ¿no?
¿Como se hacen estos procesos?
Yo normalmente trabajo bajo diferentes frentes. Primero pensando en el
contenido: ¿que se quiere discutir? ¿Quienes participan? Esto significa primero
ponerle palabras accesibles al contenido. Si queremos que todos participen,
tenemos que construir un lenguaje común. Aquí el diseño ayuda mucho. Diseñar
herramientas como maquetas, mapas, libros, piezas interactivas que ayuden a
conceptualizar los temas y a reflexionar.
Pensar en procesos pedagógicos, talleres divertidos, casuales. En 2016 dirigí una
consulta pública donde abarcamos más de 70 espacios en un mes, llevando
módulos interactivos a los mercados, al metro, a los centros comunitarios. Con
bicicletas, con libros. Y con respeto. Con muchas ganas de escuchar y con mucha
responsabilidad en el análisis de las opiniones. Éstas son el mejor insumo que
puede hacer en un proyecto de planeación de ciudad .
Y nuevamente, tratándose de espacios públicos y de intereses comunes, con
mayor razón.
¿Qué tenemos que aprender de estas experiencias?
Planear el espacio público es un ejercicio reciente en Latinoamérica. En las
últimas décadas.
Si bien la noción de lo público siempre ha acompañado el crecimiento de más
ciudades, es apenas en el siglo pasado que empezamos a escuchar sobre
urbanismo. Con Cerdá en Barcelona y es hasta la década de los 60 que realmente
se pensó y teorizó sobre el espacio público con Jan Gehl, con Jane Jacobs. Por
necesidad, por coyuntura social. Un mundo más justo, más equitativos, que fue la
demanda que quedó clara después de la segunda guerra mundial, la era de los
derechos humanos, del feminismo, revolucionó también la manera de pensar las
ciudades. Tienen que ser más humanas, más justas, mas disfrutables.
Pero muchas ciudades de nuestros países latinos se quedaron atrás comprando
modelos privatizantes, haciendo calles para los coches, parques cerrados, bardas
que más que protegernos de las olas de inseguridad, nos segregan y propician
más lugares de violencia, pocos parques, fraccionamientos, centros coloniales
olvidados, barrios originarios desvalorizados.
Costa Rica no es la excepción. San José tiene que voltear a ver sus ciudades del
mismo modo que lo ha hecho con sus selvas, con sus volcanes, con sus playas.
Porque las ciudades, también son lugares turísticos, y hoy en día son los lugares
de consolidación de la identidad nacional. Fácil: la mayoría vivimos en ellas. Y
aparte, con la ventaja de que, son espacios que funcionan todo el año, 24 horas,
de manera casi independiente del clima. Me imagino muy bien un San José que
dialogue con sus vistas. Desde cualquier lugar uno ve los cerros. Los atardeceres,
las lluvias. ¡Una maravilla!
Para repensar San José, hay que priorizar la vida de sus calles, sus plazas, darle
vida al mercado principal. Hacer y planear. Pensar en un plan de vida pública que
integre conceptos de resiliencia hídrica, de paisaje, de movilidad sustentable no
parece tan imposible. Ni tan lejano. Hay muchos ejemplos exitosos en esta ciudad.
…. Todas las ciudades que quisieron cambiar su cara y dinámica, empezaron por
algún lado. Medellín, con sus programas de urbanismo pedagógico; Buenos Aires
ampliando y recuperando las calles peatonales del centro, Nueva York,
convirtiendo intersecciones en plazas de encuentro.